TEMA:
ORIGEN DE LA EPICA
JEFA DE GRUPO:
MISHELL MORALES
INTEGRANTE :
JENNY LEMA
CONSUELO
CHAVEZ
VALERIA CABASCANGO(
no trabajaron )
PAMELA
MATANGO (no trabajaron)
PAOLA GARCIA
ORIGEN DE LA EPICA
La poesía épica puede reivindicar como propios algunos
de los grandes monumentos literarios de todos los tiempos, desde el Guilgamesh
basta la Ilíada, desde el Beowulf hasta el Canto de la incursión de Igor, desde
la Chanson de Roland hasta el Cantar de Mío Cid.
La épica anónima de la Edad Media europea constituye
un - momento muy particular en la evolución del género épico. Todos los pueblos
mediterráneos, mesopotámicos y del resto de Asia han cultivado el género, y aun
resulta fácil encontrar elementos épicos en los legados literarios de las
civilizaciones extinguidas o primitivas de África y América. En siglos XIX y
XX.
La épica es un género poético cuyo nombre deriva del
griego "epos", que se aplicaba a cualquier composición, de cualquier
contenido y longitud, en hexámetros. Después, se ha entendido por
"épica" a toda composición poética que narre con cierta extensión un
argumento de hazañas extraordinarias realizadas por grandes héroes dotados con
frecuencia de virtudes casi sobrehumanas.
El origen del género épico hay que buscarlo entre las
más antiguas expresiones que ha producido la cultura a la que pertenecemos. El
poema épico emblemático de la literatura de occidente es la Ilíada. Se
considera emblemático porque ofrece un modelo en cuanto a la manera de narrar,
el tratamiento del tema y de las acciones, la conformación de personajes
heroicos y un amplio repertorio de recursos estilísticos
Se atribuye la creación de la Ilíada a Homero, quien
se supone que la escribió en el año 730 a.C. Éste, ofrece el resultado de una
larga tradición que se remonta hasta el 1200 a.C. los poetas eran llamados
aedas y se encargaban de componer las historias y reelaborar las leyendas
populares de memoria; las cantaban acompañándose con instrumentos de cuerda,
sin caja de resonancia como la lira.
La transmisión oral exigía por parte del aeda un gran
ejercicio de la memoria. La estructura en verso, las formas rítmicas fijas, las
repeticiones de epítetos, adjetivaciones y fórmulas sintácticas completas
facilitaban la tarea memorística.
la Ilíada y la
Odisea eran obras que se utilizaban para la formación educativa de los jóvenes,
para el conocimiento de la propia lengua, la historia y la geografía, la
religión, y hasta para enseñar cuáles eran las armas que utilizaba un guerrero
o como se orientaban aquellos que se hacían a la mar en pesados barcos.
Características de la épica
Entre las principales características del relato
épico, debe consignarse la ubicación temporal de los hechos narrados. Se trata
de un pasado lejano, un tiempo leyendario que coincide con el nacimiento de los
valores que constituyen una cierta nacionalidad. Las naciones modernas son el
producto de un conjunto de transformaciones económicas, sociales, políticas y
culturales; muchos de los datos centrales que caracterizan a estas
transformaciones se encuentran en la épica medieval: la necesidad de delimitar
los territorios y de recortar un conjunto específico de tradiciones
lingüísticas, artísticas y culturales en general que posibiliten la creación de
una "identidad común".
El segundo aspecto fundamental y característico del
género épico tiene que ver con el personaje central en torno del cual se
organiza la totalidad del mundo épico: el héroe. Los héroes son verdaderos
arquetipos, es decir, guerreros que condensan una serie de virtudes en tal alto
grado que se elevan por sobre el plano humano hasta convertirse casi en Dios.
El héroe por excelencia es el guerrero, de allí se
comprende que las virtudes que lo definen más acabadamente son el valor y la
lealtad hacia sus compañeros de armas. En la épica del Medioevo, se debe sumar
el respeto sagrado a la relación de vasallaje, o sea la obediencia sin excusa
que se le debe al rey.
Las mujeres, esposas, amadas e hijas, reproducen esa
relación de respeto, amor y obediencia hacia el hombre masculino.
La épica medieval
Para comprender la épica medieval, es imprescindible
como base un acercamiento a la historia. En tal sentido, valdrá la pena
recordar que la Edad Media, desde el punto de vista histórico, se extiende desde
la caída del Imperio Romano de Occidente (476) hasta la toma de Constantinopla
por los turcos (1453) o, según otras referencias, hasta el descubrimiento de
América (1492).
En lo social la interrupción de las comunicaciones y
el comercio, dio a Europa una fisonomía de mundo rural, todo lo cual trajo
aparejado el origen del sistema feudal. Asimismo, el desmembramiento del
Imperio, provocó la formación de nuevas lenguas denominadas romances, derivadas
del latín.
La épica constituye uno de los grandes géneros de la
antigüedad. Su importancia se demuestra en la cantidad de siglos en que se
mantuvo como muestra de una de las formas superiores del arte. Sin embargo, el
género sufrió transformaciones con el paso del tiempo y con las
particularidades de las diversas culturas europeas que reclamaron su herencia.
Este fenómeno es bien visible en la Edad Media y aquí será el centro de
nuestras investigaciones.
La leyenda del rey
Arturo
Artús o Arturo es
un personaje de leyenda que reinó entre los bretones a principios del siglo VI.
El origen de Arturo ha sido muy discutido. Algunos historiadores especulan con
que el personaje histórico que pudo haberlo originado es el jefe de los
brotones que venció a los sajones en tierras de Badon Hill (hacia 516).
En un principio, se
creía que Arturo provenía de las leyendas populares de Bretaña; sin embargo,
los especialistas perecen inclinarse, en la actualidad, a considerar que este
héroe surgió del choque de la civilización celta con la francesa, que culminó
con la conquista de Inglaterra por los normandos, otro pueblo de origen
germánico.
El rey Arturo
aparece, por primera vez, citado en la Historia britonum (Historia de los
bretones), del historiador latino Nennius (siglo IX). El escritor inglés
Godofredo de Monmouth (1102-1154) realizó la primera versión de la leyenda al
escribir, en 1136, su Historia Regun Britanniae (Historia del Reino de
Bretaña).
En 1155 el cronista
anglonormando Robert Wace (1110-1175) tradujo al francés, en forma de verso, la
obra de Godofredo y le dio como nombre Li romans de Brut (Romance de Brut). En
esta versión, se incluyó, por vez primera, la célebre mesa redonda, diseñada
con esa forma para que ninguno fuera más que el otro.
El principal
caballero, Lancelot, se convertirá en el amante de la reina Ginebra; la unión
de Lancelot y Ginebra se convirtió con el tiempo en un motivo romántico
clásico. En su origen, el romance constituye uno de los mejores ejemplos del
llamado "amor cortés", es decir un tipo de acercamiento amoroso que
imponía conductas fuertemente codificadas para el hombre y la mujer, que
incluían la humillación, el renunciamiento y el sacrificio.
La leyenda de
Arturo ha dejado, más allá del propio rey, un conjunto de personajes memorables
y bien definidos: el mago Merlín, la hechicera Morgana, la bellísima Ginebra,
Lancelot, Gauvain.
La "materia de
Bretaña" - que es el nombre con que se conoce ese conjunto de obras
aparecidas en el siglo XII – sirvió de alimento artístico a numerosos autores
de la Edad Media.
EJEMPLO
El Poema de Mio Cid
Diversas teorías se han formulado para
explicar la génesis de épica medieval en España. Ya en el s. XI, cuando ésta
comienza a ganar popularidad en toda Europa, resulta indiscutible en España la
gravitación de la "canción de gesta" francesa.
La épica española ofrece una originalidad
sorprendente respecto de las del resto de Europa. Su tónica general es más
popular que la de todas las otras; además, canta hechos contemporáneos o casi
contemporáneos, por ejemplo, con la épica alemana y la épica francesa. Sea como
fuere, la singularidad de la épica castellana es indiscutible; y antes que
nada, puede demostrarlo una lectura cuidadosa de su mayor obra: El Poema de Mio
Cid.
Se trata del más antiguo cantar de gesta
conservado y el primer gran testimonio de la literatura castellana. El cantar
de gesta es la narración de hechos históricos, compuesto en versos de arte
mayor de rima incompleta y asonante, agrupados en estrofas de longitud
variable.
El Cantar de Mio Cid fue compuesto hacia 1140
por un poeta anónimo y se transmitió a través de un manuscrito copiado por un
amanuense llamado Per Abbat o Pedro Abad hacia 1307. Consta de 3730 versos
asonantados dispuestos en series variables, y en su estado actual, se encuentra
dividido en tres partes: el Cantar del destierro, las Bodas de las hijas del
Cid y la Afrenta de Corpes. La versión que integra este volumen se circunscribe
a la primera de estas tres secciones. Narra con realismo y ajustada fidelidad a
los hechos históricos la vida de Rodrigo Díaz de Vivar, desde su exilio hasta
el matrimonio de sus hijas, doña Elvira y doña Sol.
En el primer cantar, el Cid convoca a sus
vasallos luego de haber sido desterrado por el rey Alfonso VI. Las razones del
destierro tienen que ver con el cobro de las parias que tributaba el rey moro
de Sevilla al rey Alfonso VI. El cid, tras ser víctima de una conjura llevada a
cabo por el conde García Ordóñez, quien lo acusa de haberse quedado con parte
de los tributos cobrados, es desterrado.
La historia se inicia, precisamente, cuando el
Cid debe abandonar su tierra. Comienza así su largo peregrinar que lo lleva a
separarse de su familia y a luchar contra los moros a fin de conquistar
territorios y obtener el perdón del rey.
Después de muchas luchas, en las que conquista
importantes territorios, el Cid alcanza finalmente el perdón del rey – en el
segundo cantar – y acepta el pedido de éste para que sus hijas se casen con los
infantes de Carrión. Con el casamiento de las hijas del Cid, termina este
segundo cantar.
En el tercero, luego de una prueba por la que
pasan los infantes de Carrión, y en la que demuestran su cobardía y sus
nefastas intenciones, el Cid conquista nuevos territorios a favor de la Corona.
No pasara mucho hasta que los infantes de Carrión den muestras de su calaña
azotando vilmente a sus esposas. Este ultraje impele al Cid a reclamar justicia
ante el rey. Así es como en la corte de Toledo, el Cid recobra su honra.
El triunfo de los vasallos del Cid contra los
infantes de Carrión da lugar, a modo de epílogo, a un casamiento que cierra la
obra y que reivindica definitivamente al Cid: sus hijas contraen enlace con los
infantes de Navarra y Aragón.
En cuanto a la temática de la obra, presenta
gran cantidad de temas, pero la honra quizás sea el tema que deba subrayarse
por encima de los demás. Claro que todo ello deberá ser comprendido en el marco
de una época en la que los hombres se debatían por alcanzar sus ideales de
valor y dignidad. Lo cierto es que junto con el honor surgen otros temas: la
fidelidad, el vasallaje, la justicia, la religiosidad, la solidaridad, el amor,
etc.
El "verdadero" Rodrigo Díaz de
Vivar, llamado el Cid Campeador, fue un guerrero castellano que nació en Vivar,
Burgos, cerca del año 1043, y murió en Valencia en 1099. Muy joven entró en la
corte de Fernando I, rey de Castilla y Aragón, y llegó a ser con posterioridad
capitán (alférez) de la guardia real de Sancho II al obtener éste el trono de
Castilla. Sancho II combatió contra sus hermanos: García de Galicia y Alfonso
VI de León, y participó también en el conocido como cerco de Zamora, donde el
monarca fue asesinado en circunstancias que los historiadores no han logrado
aclarar. Por eso, Rodrigo Díaz fue el encargado de tomar el juramento de
Alfonso VI de que no había matado a su hermano, como requisito para que lo
sucediera en el trono. Bajo las órdenes de Alfonso, Díaz de Vivar realizó
diversas excursiones militares; en el cumplimiento de algunas de ellas, en
particular contra los árabes en Toledo, el Cid no habría cumplido con exactitud
las órdenes reales; y tal desacuerdo debió pagarlo con el destierro en 1081. A
partir de entonces, el Cid y sus hombres pelearon bajo el mando del reyezuelo
musulmán que ocupaba Zaragoza. Después de la grave derrota sufrida en Sagrajas,
el rey debió levantarle el destierro al Cid. La reconciliación duró poco y,
esta vez, el Cid decidió actuar por su cuenta y, luego de derrotar en el pinar
de Tévar (1090) al conde barcelonés Berenguer Ramón II, se asentó con su
ejército primero en Lérida y, más tarde, en Valencia. El ejército almorávide
(tribu sahariana que, desde el Magreb africano, extendió su dominio hacia el
territorio español) deseaba aquella región; pero fue repetidas veces derrotado
por el Cid, incluso cuando contaron con el apoyo de Pedro I de Aragón.
Finalmente, el Campeador casó a su hija Cristina con el infante Ramón de
Navarra, y a su hija María, con el conde de Barcelona Ramón Berenguer III.
El Cid murió en 1099, el mismo año que los
cruzados tomaron Jerusalén. Durante los tres años siguientes, su esposa,
Jimena, logró resistir el asedio de los almorávides. En 1102, el rey Alfonso
fue en su ayuda pero, dada la situación, decidió evacuar la ciudad de Valencia:
llevaban consigo los restos del Cid que recibieron sepultura en el monasterio
de Cardeña (Burgos). Valencia fue el muro de contención frente a la embestida árabe
que permitió que la región peninsular del Este resistiera fuera de su poderío.
De cualquier modo, se debe subrayar que la
figura de Rodrigo Díaz de Vivar es materia de incesante disputas en la historia
de España. La opinión más difundida lo muestra como un héroe nacional.
La épica, hoy
No se necesita buscar demasiado para advertir
las mil maneras en que los personajes y temas de la épica antigua sobreviven Y
lo hacen con toda su fuerza en películas, series, historietas, tapas de CD,
videojuegos, letras de canciones.
La épica no llega hasta la actualidad
únicamente de esta manera directa, sino que también lo hace a través de
infinitas "traducciones" y transformaciones. La más poderosa y
popular es, sin duda, la saga que concibió el escritor británico John Ronald
Revel, conocido con el seudónimo de Tolkien, que vivió entre 1892 y 1973. Su
obra comenzó con El hobbit (1937) y se desplegó monumental- mente con su
trilogía El Señor de los Anillos (1954-1955).
Otro ámbito donde los personajes míticos de
las epopeyas han encontrado un ámbito fértil para su desarrollo es entre los
"superhéroes" de las historietas; éstos, al igual que las criaturas
de Tolkien, supieron ganarse muchos nuevos miles de seguidores cuando llegaron
a las
pantallas del cine y de la televisión.
Conclusión
El género épico fue el más importante en los
tiempos pasados, es decir en los tiempos más remotos.
Si bien, los grandes clásicos grecolatinos, La
Ilíada y las Eneida, se mostraron siempre como los modelos por imitar, el
género épico sufrió transformaciones a lo largo del tiempo. Este fenómeno es
bien visible en la Edad Media y surge de la confrontación de tres grandes
obras.
La épica germánica gira con frecuencia sobre
hechos acaecidos durante la emigración de los pueblos alemanes a las zonas
romanas (Los Nibelungos es la gran obra épica germánica). La épica francesa se
manifiesta en las "canciones de gesta" (La más conocida es La canción
de Rolando). La española, más realista e histórica, gira alrededor de las
hazañas de los grandes personajes de la Reconquista, cantándose en ellos la
lucha contra el moro en pro de la Cristiandad (el Poema de Mio Cid es una
muestra característica)
En el caso del Cantar del Mio Cid, es evidente
que la tradición ibérica se muestra con un carácter más realista; los hechos de
la vida de Rodrigo Ruiz de Vivar y de su familia se cuentas casi con los modos
de la crónica histórica. No sucede así con La Leyenda del rey Arturo ni
tampoco, con el Cantar de los Nibelungos. Tanto en un caso como en el otro, se
acentúan los aspectos mágicos y maravillosos. La épica del norte de Europa se
muestra mucho más influenciada por los mitos y por las leyendas paganas
anteriores al cristianismo.
Toda época tiene su "Homero" propio,
sus Nibelungos propios y su Chanson De Roland propia. Esto significa que las
diferentes épocas han adoptado una idea diferente en cuanto a la figura del
héroe, aunque siempre coincidiendo su origen.
Anexo
Edad media: La Edad Media, Medievo o Medioevo
es el período histórico de la civilización occidental comprendido entre el
siglo V y el XV. Su comienzo se sitúa convencionalmente en el año 476 con la
caída del Imperio Romano de Occidente y su fin en 1492 con el descubrimiento de
América o en 1453 con la caída del Imperio Bizantino, fecha que tiene la ventaja
de coincidir con la invención de la imprenta (Biblia de Gutenberg) y con el fin
de la Guerra de los Cien Años.
FUENTE :
http://www.monografias.com/trabajos90/literatura-epica/literatura-epica.shtml